Trabajamos para cubrir las necesidades y brindar comodidades a nuestras seres queridos, ¿cierto? Lo anterior no tienen nada de malo sino al contrario: es digno de reconocimiento el esfuerzo y sacrificio que diariamente realizan padres y madres de familia por los suyos. Pero hay que tener cuidado, ya que la cultura en la que vivimos inmersos nos lleva con facilidad a auto-engañarnos haciéndonos creer que tenemos una buena calidad de vida cuando en realidad dedicamos nuestro tiempo – y recursos – a mantenerla a toda costa.
¿Cuáles son las señales de alerta que debemos observar para que mantener nuestra calidad de vida no se convierta en una pesadilla?
- Tienes una gran cantidad de servicios contratados (televisión de paga, plan celular, Internet), algunos de ellos semejantes entre sí, los cuales se llevan una buena parte de tus ingresos,
- Utilizas la tarjeta de crédito para completar los gastos del hogar ya que con tu sueldo no te alcanza,
- Adquieres productos y servicios en cuanto los deseas, y no hasta que tienes el dinero para adquirirlos,
- Cambias un producto que aún funciona correctamente por un nuevo modelo sólo porque es más reciente,
- Te mantienes en un trabajo que no te satisface ya que no puedes arriesgarte a no tener con qué pagar los servicios contratados o los adeudos adquiridos,
- Adquieres productos o servicios que deseas sacrificando otros más prioritarios,
- Haces de vivir del préstamo una forma de vida, hipotecando tu futuro por la ilusión de tener liquidez y libertad financiera.
Si bien cualquiera puede vivir uno de estos puntos en algún momento sin ser por ello algo grave, es importante estar alerta. Recuerdo un experimento en el cual se puede observar como una rana salta al ponerla en agua caliente, pero si a esa misma rana la pones en agua a temperatura ambiente y la calientas poco a poco, la rana no logra percatarse del peligro sino hasta que el agua hirviendo la lastima llegando incluso a morir sin intentar escapar.
Lo mismo pasa con tus finanzas. Es fácil identificar una crisis financiera cuando ésta llega de golpe, pero es posible no percibirla cuando ésta se va incubando poco a poco a través de nuestros hábitos, costumbres y anhelos, hasta el momento que esa calidad de vida que deseábamos para nuestra familia se ve lastimada por las deudas y el estrés de no tener el dinero para pagarlas.
Nunca olvides la máxima de las finanzas personales sanas:
No compres aquello que no necesitas, con dinero que no tienes para impresionar a personas a quienes en realidad no les importas
¡Éxito!
Muchas gracias Mauricio por compartir este artículo, pienso que tienes toda la razón al tener mucho cuidado con el manejo de los gastos personales, es decir, no hay que dejarse llevar por los impulsos emocionales, sino que aprender a tomar decisiones con bastante calma, si dispones de un plan financiero será mucho mejor y al apegarnos a él y tener una visión de éxito, es posible alcanzar la libertad financiera.