Esquemas de ahorro

Cómo implementar esquemas de ahorro en tu presupuesto

Hace unos días conversaba con una persona quien afirmaba que en nuestros tiempos es imposible ahorrar. Sin embargo, al sentarme con ella a revisar su presupuesto, le hice ver que algunos de los rubros en los que separaba su dinero eran en realidad montos que dedicaba a diferentes esquemas de ahorro. ¿Cuál era el problema entonces? Un tema de concepto, el cual comparto hoy con ustedes ya que podría serles de utilidad en sus propios presupuestos. Leer más

¿Por qué cuesta tanto trabajo ahorrar?

Hace tiempo, platicando con una amiga, me hacía esta pregunta. Y lo que hace especialmente interesante a la pregunta es que muchas personas ahorran en estos momentos de forma cotidiana, mientras que muchas otras no encuentran la forma de hacerlo… y esto sin importar su nivel de ingresos o su educación. Una respuesta inmediata es que cuesta trabajo ahorrar porque no se ha adquirido el hábito del ahorro, mas en lo personal considero al ahorro más como una habilidad que como un hábito, siendo ésta una de las principales habilidades financieras a desarrollar para alcanzar y mantener tus finanzas personales sanas, así como para avanzar en el camino hacia la libertad financiera.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre “hábito” y “habilidad”?

Mientras un hábito se adquiere por la repetición de la misma acción, una habilidad es la destreza que se tiene para llevar a cabo esa acción.

Pongamos un ejemplo: Tener el hábito de leer – altamente recomendable por cierto – significa que la persona de forma cotidiana lee libros, revistas, o artículos de su interés sin requerir realizar un esfuerzo especial para hacerlo, siendo algo natural en sus actividades cotidianas. Pero para poder adquirir el hábito de leer, la persona tiene primero que saber leer, o lo que es lo mismo, tener la destreza de interpretar los símbolos impresos identificando letras, palabras y oraciones dándoles sentido. Y si se pregunta a los lectores que realmente disfrutan la lectura, no sólo tienen la capacidad de interpretar correctamente lo escrito, sino que adicionalmente lo visualizan, lo imaginan, ¡lo viven! Y claro está, es más fácil desarrollar el hábito de la lectura para quien disfruta hacerlo, que para quien aún requiere aprender a hacerlo.

En el caso del ahorro, la destreza que se requiere desarrollar es separar de tus gastos ordinarios una cantidad la cual debe ser resguardada para su utilización futura, ya sea para cubrir alguna necesidad (provisiones y reservas) o para realizar proyectos o alcanzar objetivos (fondos de ahorro). Una vez adquirida la destreza de ahorrar, será más fácil convertirla en un hábito.

Ahora bien, ¿cómo adquirir la habilidad de ahorrar?

  • El primer paso es reconocer que todos, sin excepción, sabríamos en qué gastar un dinero adicional que obtuviéramos. Al mismo tiempo, si por cualquier motivo nuestro ingreso se redujera un poco, no nos moriríamos de hambre logrando salir adelante ajustando nuestros gastos. Es decir, reconocer que nuestros gastos se expanden y reducen de acuerdo a nuestros ingresos;
  • El segundo, es tomar la decisión de reducir voluntariamente nuestros disponible – cual si se redujera nuestro ingreso – separando antes que cualquier otro gasto el monto destinado al ahorro;
  • Ya tomada la decisión, lo siguiente es definir cuánto será el importe que destinarás al ahorro siendo recomendable que lo reflejes en tu presupuesto (si aún no llevas un presupuesto, te recomiendo el artículo 10 consejos para la elaboración de tu presupuesto). De ser el caso podrías empezar por el 5% de tu ingreso con el objetivo de generar un fondo para tu retiro o 2% de tu ingreso para la creación de un fondo de emergencias;
  • Deposita el dinero ahorrado en una cuenta separada de aquella de donde retiras el dinero para tus gastos (Latas de galletas y alcancías son soluciones temporales);
  • De tener caja de ahorro en tu trabajo ,solicita la retención vía nómina de tu ahorro o programa la transferencia automática del monto correspondiente. Con esto “no verás el dinero” evitando tentaciones;
  • Olvida que tienes ese dinero ahorrado. No lo consideres si te salen gastos no contemplados, o te piden útiles adicionales en la escuela de tus hijos, o hay una fiesta y necesitas llevar un regalo o no encuentras que ponerte. Únicamente utilízalo para las necesidades u objetivos que desde el principio hubieses destinado.
  • Finalmente, evita vivir a expensas de la tarjeta de crédito o préstamos. Si no te alcanzan tus ingresos, lo recomendable es no adquirir los productos o servicios que deseas sino hasta que hayas generado un ahorro o un ingreso que te lo permita, o cuando menos que te garantice un flujo de efectivo tal que te permita cubrir la deuda manteniendo tus finanzas sanas.

Y si ya se tiene la habilidad, ¿se puede adquirir mayor destreza?

Por fortuna, uno de los grandes dones que tenemos los seres humanos es que siempre habrá la oportunidad de mejorar nuestra destreza en cualquier actividad que realicemos. En el caso del ahorro éstos podrían ser algunos de tus primeros objetivos:

  • Desarrollar tu propia estrategia de ahorro, para lo cual
    • Conoce los diferentes instrumentos de ahorro a tu disposición,
    • define objetivos de ahorro planeando y previendo el futuro,
    • identifica los plazos de tus objetivos para así utilizar los instrumentos de ahorro que te darán mejores rendimientos.
  • Dar preferencia al ahorro cuando tengas ingresos inesperados sobre el gasto diario o sobre la adquisición de productos y servicios.
  • Desarrollar la habilidad de proteger tu dinero (optimizar gastos, adquirir coberturas de seguros) para así generar ahorros, dando prioridad, nuevamente, a depositar ése dinero en tu cuenta de ahorro sobre usarlo para cubrir gastos.
  • Incrementar el rendimiento de tus ahorros a través del ahorro a largo plazo u otros instrumentos de inversión.

Al igual que leer o montar en bicicleta, es probable que en el primer intento no logres adquirir la habilidad, de forma que no separes de tu ingreso el dinero destinándolo todo para el gasto y pago de deudas, o utilizando para otros fines el dinero que tenías ahorrado. Más al igual que en la bicicleta, sólo levantándote y volviendo a intentarlo con perseverancia, determinación y compromiso a pesar de las heridas, lograrás no sólo ahorrar, sino hacerlo con destreza, volviéndolo un hábito en tu vida financiera.

El Fondo de Emergencias

Cómo crear tu propio Fondo de Emergencias

Un Fondo de Emergencias es una cantidad de dinero que ahorras para hacer frente a situaciones no planeadas donde necesitas liquidez en el momento para enfrentarlas, salvaguardando con ello tus finanzas, tu salud, y a tus seres queridos. Sin embargo el reto está no sólo en cómo formarlo, sino en qué estrategia seguir para salvaguardarlo en cuentas de ahorro e inversión. Hoy les presento una estrategia que en lo personal pongo en práctica y que ha sido de utilidad para otras personas.

I. Construyendo tu Fondo de Emergencias

  • Incluye en tu presupuesto un rubro específico para separar dinero para emergencias futuras. No lo tomes de lo que te sobra después de cubrir tus gastos, más bien planea tus gastos después de separar tu ahorro.
  • Procura separar cuando menos entre 1 y 3 pesos de cada 100 que ganes.
  • En cuanto recibas tu sueldo o tus ganancias sepáralo para que no tengas la tentación de gastarlo.
  • Si eres dueño de tu propio negocio, es conveniente que también tengas una provisión para las emergencias de tu empresa. Separa igualmente entre el 1% y el 3% recordando que esta provisión es ajena a tu fondo personal para emergencias, por lo que debes mantenerlas separadas.

II. Dónde depositarlo

  • La razón de ser del Fondo de Emergencias es tener el dinero disponible en el momento que lo necesites, por lo que es recomendable que lo tengas en una cuenta de ahorro a la vista (de preferencia asociada a tu tarjeta de débito para tener facilidad de pago y retiro de efectivo).
  • Si bien podrías mantener el dinero en tu cuenta eje, el riesgo de que termines usándolo en el gasto diario es grande, por lo que lo recomendable es separarlo a una cuenta específica.
  • El Fondo de Emergencia es un ahorro de corto plazo (es decir, una provisión) donde debe privilegiarse la liquidez. Por tanto, queda en segundo término los rendimientos e intereses que pueda darte la cuenta además de que el efecto de la inflación es despreciable.
  • Debido al punto anterior, busca que la cuenta donde salvaguardes tu Fondo de Emergencias no tenga comisiones ni exija mínimos forzosos o saldos promedios (o que éstos sean muy bajos).

III. Rendimientos en tu Fondo de Emergencias

  • Una vez que logras tener ahorrado un fondo que te permita enfrentar gastos menores, el excedente puedes ponerlo en un ahorro a plazo para ahora sí protegerlo en lo posible de la inflación a través de sus rendimientos.
  • El fondo base para tener en la cuenta de ahorro a la vista debe ser el suficiente para cubrir gastos que no puedan pagarse con tarjetas de crédito como honorarios, taxis, etc. Una forma de determinarlo es considerar 4 citas con un médico especialista (No porque vayas a ir al médico, sino tan solo para utilizarlo como unidad de medida). Donde vivo los honorarios promedio son de $550, por lo que el fondo base debiera ser de $2200.
  • Los excedentes a este importe podrías tenerlos en un ahorro fijo a 28 días (máximo). Una buena alternativa es depositarlo en la caja de ahorro de trabajadores de tu empresa en caso de tener esa prestación, ya que llegan a dar rendimientos superiores a los bancarios, CETES y Fondos de Inversión de renta fija.
  • Evita caer en la tentación de poner todo tu Fondo de Emergencias en una cuenta de inversión. Recuerda que el objetivo no es ahorrar – para ello, lo conveniente es incluir un rubro específico para el ahorro en tu presupuesto – sino estar preparado para un imponderable, para un evento que en muchas ocasiones no podrías prever que sucedería y ante el cual necesitas efectivo inmediato.

IV. Cómo utilizarlo

  • Tu Fondo de Emergencias es para enfrentar una emergencia, así que no dudes en usarlo. Esto lo subrayo porque he conocido a personas que prefieren endeudarse antes de tocar el dinero del fondo, confundiendo el objetivo del fondo (enfrentar financieramente un evento no contemplado) con el ahorro de mediano y largo plazo (dinero para el retiro, vacaciones, estudios o para poner en el futuro un negocio). Nuevamente, para esto último, lo mejor es incluir en tu presupuesto un rubro para el ahorro.
  • Ahora bien, úsalo sólo en emergencias, es decir, en situaciones en las que está en riesgo la salud o integridad de tu familia, o que te podría provocar gastos mayores de no atenderlo de forma oportuna. También he conocido personas que consideran una “emergencia” comprar una revista de colección, ir a ver un partido con los amigos o viajar a ver la presentación de un artista en otra ciudad… si lo vemos fríamente ninguna de éstas son emergencias.
  • Si es posible y eres una persona disciplinada, bien puedes aprovechar el financiamiento que otorgan las tarjetas de crédito pagando lo relativo a la emergencia con tu tarjeta y saldándola antes de la fecha límite de pago, tomando para ello el dinero correspondiente de tu Fondo de Emergencias. Esto te puede beneficiar por los puntos generados por el pago – la mayoría de las tarjetas contemplan programas de lealtad – y por el rendimiento que tuvieses en la cuenta donde mantienes tu fondo.

V. Cómo gestionarlo

  • ¿Recuerdas que sugería una líneas más arriba separar entre 1% y 3% de tus ingresos? Bien, cuando estés empezando procura separar cuando menos el 3%. Una vez que llegues al Fondo de Emergencias Base (el equivalente a las 4 citas con el especialista – $2200) reduce tu aportación al 1% si consideras que te cuesta trabajo mantener el ritmo del 3%.
  • En el momento que tomes dinero del Fondo Base, reponlo con el excedente que pudieses tener invertido al momento en que puedas realizar el retiro.
  • De no tener ese excedente, incrementa nuevamente tu aportación en tu presupuesto al 3%… o más, si puedes y quieres recuperar tu Fondo de Emergencias más pronto.

Para concluir, es importante reconocer que el Fondo de Emergencias no es suficiente para enfrentar cualquier emergencia de tu familia. Sirve para emergencias menores, pero no para los daños que puedes hacer con tu automóvil, o para reparar tu casa después de sufrir los embates de un temblor, un huracán u otro desastre natural, así como tampoco para atender enfermedades graves y largas como puede ser el cáncer o la diabetes.

Es por ello que el Fondo de Emergencias debe verse como parte de una estrategia más grande, como un complemento a pólizas de seguros que te permitan garantizar la salud y el bienestar de tu familia… Y sobre esta estrategia de cobertura a emergencias platicaremos en un próximo artículo.

¿Manejas en casa alguna estrategia para afrontar emergencias? ¿Tienes alguna experiencia qué compartir con nosotros? ¿Te quedó alguna duda o inquietud? Compártenos tus opiniones, las cuales serán seguramente de interés para la comunidad.

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Cuidado con la especulacion en el ahorro

Cuidado con la especulación, el canto de sirenas de los ahorradores

Más allá del sentido peyorativo con el que señalamos como «especuladores» a los inversionistas sin escrúpulos, existen muchos ahorradores que especulan – a veces sin darse cuenta – con cuentas de ahorro y otros instrumentos de inversión, siendo el resultado normalmente que terminan perdiendo dinero y dañando sus finanzas personales. En esta ocasión platicaremos sobre cómo sucede este tipo de especulación, de cómo afecta al ahorrador y qué hacer para evitar caer en este espejismo, a través de la experiencia de tres personas que en su momento me platicaron su historia…

El ahorro golondrino.

Hace tiempo me contactó una dama para que le recomendara dónde depositar su dinero. Tras la venta de una propiedad tenía un capital importante, el cual ya había movido entre diversas cuentas bancarias. ¿El motivo? Como le preocupaba no estar recibiendo los intereses que le correspondían por su dinero y desconfiando de los asesores de los bancos, prefería platicar con sus amistades sobre dónde ellos tenían su dinero, y en cuanto escuchaba de alguna cuenta que daba mejores rendimientos, retiraba su dinero para abrir una nueva cuenta donde ahora sí le dieran lo que con justicia merecía. El mayor problema es que los movimientos los hacía en efectivo, con lo cual en cada nuevo depósito le retenían el Impuesto para Depósitos en Efectivo (LIDE). ¿Resultado? No sólo perdía el rendimiento que hubiese podido ganar con el instrumento anterior, sino también parte de su capital…

El cazador de rendimientos

En una ocasión me contactó un joven que sentía que el sistema se burlaba de él: Cada vez que invertía su dinero en una buena oportunidad, la oportunidad desaparecía. Me contó que viendo que el dólar subía decidió comprar dólares, pero que al poco tiempo dejó de subir para posteriormente empezar a bajar. Entonces decidió comprar onzas de plata al ver que también estaba subiendo, para que al poco tiempo también su valor bajara. Finalmente, al escuchar que la bolsa estaba teniendo altos resultados como nunca antes, decidió invertir en fondos indexados… para que en menos de una semana perdiera más de tres puntos porcentuales. ¿Resultado? En cada operación que hacía terminaba perdiendo dinero, ya que vendió los dólares, la plata, y las acciones del fondo a un precio menor de lo que había pagado por ellos.

Parálisis de análisis

Platicando con un conocido me confió que tenía su dinero en una cuenta de ahorro a la vista, listo para transferir sus recursos en el momento en que se encontrara ante una buena oportunidad. Si bien la idea parecía razonable en un principio, platicando un poco más surgió que llevaba ya un tiempo prolongado analizando las diferentes opciones que le caían en las manos, estudiando estadísticas, hablando con diferentes asesores y elaborando complicados cuadros comparativos. Debo reconocer que me sorprendió la profundidad de sus investigaciones y que me mostró muchas cosas que yo no había siquiera escuchado, pero el problema era que la cuenta de ahorro le daba menos del 1% al año. ¿Resultado? Absorto en un análisis que no llevaba a ningún lado, que más que ayudarle le impedía tomar decisiones, no se daba cuenta que lo que obtenía por su dinero era muy inferior a la inflación, por lo que aún que viera que el monto de dinero que tenía en su cuenta se incrementaba poco a poco con el tiempo, en realidad perdía valor, y con ello poder adquisitivo.

Cualquiera de nosotros puede caer en alguno de esos escenarios sin darse cuenta, lo cual podemos evitar si seguimos algunos principios sencillos:

  • Se consciente que el rendimiento de los instrumentos de ahorro e inversión se encuentra en continuo movimiento, por lo que siempre habrá un instrumento que de mejores rendimientos respecto a donde tienes depositado tu dinero. Por tanto, no dejes que esto te preocupe;
  • Es una buena práctica el comparar diferentes opciones, pero una vez que decidas dónde depositar tu dinero, mantenlo ahí el tiempo determinado por el plazo o el horizonte de inversión del propio instrumento. Ahora bien, lo ideal es que mantengas tu ahorro cuando menos un año para que te des tiempo de observar cómo realmente se comporta;
  • Antes de cambiar de instrumento de ahorro, primero confirma que la nueva opción en realidad es mejor en cuanto a rendimientos, atención, calidad y servicio;
  • Los instrumentos de inversión como las divisas, los metales preciosos, los fondos de renta variable y la bolsa requieren de preparación para invertir en ellos. En todos estos casos la especulación es un ingrediente válido e importante, por lo que si te sientes interesado lee y capacítate antes de invertir. Para tus primeros pasos siempre será aconsejable que contactes a un asesor financiero honesto y experimentado;
  • No te dejes llevar por las noticias o los comentarios de los amigos. Las primeras tienden a ser sensacionalistas y tendenciosas, y tus amigos posiblemente tengas conocimientos respecto a instrumentos financieros semejantes a los tuyos;
  • No te dejes intimidar por las minusvalías, es decir, por ver que el rendimiento del instrumento disminuye y aún que se vuelva negativo. Recuerda: mientras no saques tu dinero, no tienes una pérdida real;
  • Es válido analizar las opciones pero hazlo de forma activa: tomando decisiones. La regla básica es obtener cuando menos rendimientos superiores a la inflación.

Finalmente, no te precipites ni te ciegues por conseguir siempre los más altos rendimientos: El éxito en las finanzas personales se parecen más al maratón (constancia) que a una carrera de cien metros planos (velocidad).

¿Qué opinas acerca de la especulación? ¿Tienes alguna experiencia qué compartir con nosotros? ¿Te quedó alguna duda o inquietud? Compártenos tus opiniones, las cuales serán seguramente de interés para la comunidad.

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