El Costo Anual Total

¿Para qué me sirve conocer el Costo Anual Total (CAT) en mis compras a crédito?

Supongamos que quieres comprar una pantalla plana y has visto el modelo que buscas en diferentes tiendas. Para decidir dónde comprarla, una buena opción es comparar su precio en cada una de ellas, ¿cierto? De esta manera tienes un punto común de comparación que te permite tomar una decisión objetiva. Esto no ocurre con el financiamiento. En algunos lugares éste se publicita con tasas de interés mensuales (como en las tarjetas de crédito), en otros lo que se menciona es el monto a pagar (como en los pagos chiquitos), en otros más la tasa de interés que manejan es anual (como en los créditos automotrices), y en otros más lo que se indica es la cantidad a pagar por cada $1000 prestados (como los préstamos bancarios personales). Con tantas formas tan distintas de expresar el costo del financiamiento, ¿es posible realizar alguna comparación semejante al de la pantalla del ejemplo inicial, la cual nos permita tomar una decisión objetiva? La respuesta es sí, a través del Costo Anual Total. Leer más

La trampa de los meses sin intereses

La trampa de los Meses sin Intereses

¿A cuántas personas conoces que puedan comprar una cama, sala, televisión o lavadora en un solo pago? Seguramente a muy pocas, ¿cierto? Si no fuera por el crédito, muchos serían los productos – y servicios – que quedarían fuera de nuestro alcance, siendo los meses sin intereses la opción de financiamiento más solicitada. Sin c0sto adicional, mensualidades que sí se pueden pagar… verdaderas sirenas que siguen atrayéndonos con sus cantos y bondades al arrecife de las deudas, en donde más de uno se estrella y hunde sus finanzas personales. Leer más

Usa tu Tarjeta de Crédito ¡Sin endeudarte!

¿Qué opinas de las tarjetas de crédito? Lo común es que la opinión se divida en dos bandos: quienes las consideran una trampa de los bancos y quienes ven en ellas una herramienta para comprar productos o contratar servicios que de otro modo no podrían adquirir. Lo genial es que ambos bandos tienen la razón: son una excelente herramienta de financiamiento pero que esconde en su manejo algunos trucos, que si no los conoces, corres el severo peligro de acabar endeudándote.

Pero primero conozcamos al enemigo: Las tarjetas de crédito no son más que una tarjeta que identifica a un cliente de un banco o comercio al cual le ha sido asignada una línea de crédito revolvente, es decir, que mientras tenga saldo disponible y realice sus pagos, puede seguir usando su crédito. Y es ahí donde está la trampa: Como el banco acepta el pago de cantidades reducidas – así es, el famoso mínimo a pagar – el cliente sigue compre y compre con la ilusión de que, mientras pueda pagar el mínimo, tiene el crédito bajo control. ¡Nada más falso!

El crédito se sale de control desde el momento en que no puedes pagar el total de tu deuda al momento del corte, por más que tengas dinero disponible para cubrir el mínimo.

Seguramente alguien se preguntará en estos momentos «¿Y las compras a plazos? El que compre un producto a pagos no significa que haya perdido el control… » Y tienes razón. Sólo un detalle: al comprar a pagos te comprometes a pagar cierta cantidad mensual, por lo que sólo podríamos afirmar que se tiene el crédito bajo control si puedes cubrir esos pagos junto con el monto de las demás compras que hayas realizado durante el período.

Por tanto, para poder explotar los beneficios de la tarjeta de crédito sin endeudarte, es necesario que no compres más allá de tu capacidad de pago. Para ello:

  • En cuanto realices una compra separa el dinero para cubrir ese pago, ya sea depositándolo en una cuenta de ahorro distinta a tu cuenta de nómina (si lo tienes), o separándolo de una vez en tu presupuesto si vas a tomar ése monto de tu siguiente cobro de nómina;
  • Antes de comprar algo con tu tarjeta verifica tu presupuesto y confirma que en realidad tienes el dinero para cubrir ese cargo;
  • Cada mes revisa tu estado de cuenta, es una realidad que ninguno estamos exentos de tener cargos que no reconocemos o que se carguen comisiones que no corresponden;
  • Siempre realiza tus pagos de forma oportuna antes de la fecha límite indicada en el estado de cuenta, procurando cubrir el monto para no pagar intereses (no se trata de regalarle el poco dinero que tenemos al banco);
  • De no poder pagar el total, procura pagar la cantidad más alta posible y siempre mayor de lo que se indique como mínimo a pagar;
  • Ten el menor número de tarjetas posible, en realidad no se requieren más que una bancaria y a lo sumo un par de comerciales… Una cantidad mayor incrementa el riesgo de perder el control del crédito;
  • Al seleccionar una tarjeta fíjate que tenga el CAT (Costo Anual Total) y las comisiones más bajos posibles, y claro está, no olvides de considerar los intereses, comisiones e IVA en tu presupuesto;
  • Evita utilizar las tarjetas «para emergencias» dejándolas siempre como última opción. Dependiendo del problema, es preferible buscar otros métodos de financiamiento más económicos o autofinanciarte a través de tus ahorros (es buena idea tener un fondo de reserva para emergencias).

¿Y qué hacer si identificas que ya perdiste el control? Lo recomendable es

  • Limita o suspende el uso de tu(s) tarjeta(s) de crédito;
  • Determina el número de pagos que requieres para cubrir el saldo (considerando intereses) y actualiza con ellos tu presupuesto de gastos;
  • Da prioridad en tu presupuesto a saldar tu tarjeta sobre otros gastos.

Me despido compartiéndote la regla de oro en el uso de las tarjetas de crédito:

La Tarjeta de Crédito no es una extensión de tus ingresos, por lo que sólo debes utilizarla cuando tienes el dinero para pagarla.

¡Éxito!

¿En realidad conviene pagar un crédito caro con uno barato?

¿En realidad conviene pagar un crédito caro con uno barato?

Según el Banco de México circulan en nuestro país más de 16 millones de Tarjetas de Crédito las cuales tienen en promedio una tasa de interés del 30%. Y si bien no puede negarse su utilidad, las tasas tan altas (algunas rebasan el 46%) y el abuso del crédito por parte de los usuarios hacen que para más de uno las tarjetas se vuelvan un pozo sin fondo en el cual se va el dinero, socavando la economía familiar y limitando la capacidad de ahorro.

Para resolver de fondo el problema el primer paso es dejar de utilizar las tarjetas… Pero los intereses tan altos y los pagos «mínimos» tan elevados complican el escenario, principalmente cuando el dinero que queda no es suficiente para cubrir los gastos básicos del hogar… Y volver a utilizar la tarjeta, si bien es la opción que utilizan muchos, queda claro que no es la solución sino que únicamente prolonga la agonía.

Una estrategia que bien implementada puede ayudarte a saldar tus tarjetas es sacar un financiamiento a un costo menor y con pagos más reducidos, de manera que tengas mayor liquidez para afrontar los gastos básicos del hogar mientras liquidas la deuda. Veamos un ejemplo:

Supongamos que debes $20,000 en tu tarjeta la cual tiene una tasa del 30% anual, teniendo la posibilidad de conseguir un préstamo a una tasa del 17% anual en una Caja de Ahorro para Trabajadores, las cuales tienen la ventaja adicional de que los intereses por el préstamo no generan IVA. En la siguiente tabla podemos ver el comportamiento de ambos tipos de financiamientos:

Tabla Comparativa
Fuentes: Simulador de pagos mínimos de la CONDUSEF (Tarjeta de Crédito); Simulador de préstamos de ODESSA (Caja de Ahorro)

* Los pagos mensuales de la Tarjeta de Crédito disminuyen con el tiempo, mientras que los de la Caja de Ahorro se mantienen constantes.
* Por Plazo para Saldar se entiende el número de pagos requeridos para liquidar el financiamiento original de 20 mil pesos.

Como se puede ver, no sólo los pagos del préstamo de la caja son menores, sino que el plazo también es inferior (terminas de pagar antes), ahorrándote adicionalmente cerca de $2000 en intereses, impuestos y comisiones.

Ahora bien, si se está pensando en una estrategia para saldar las tarjetas es porque se tiene una deuda importante en ellas; si se tiene una deuda importante, es usualmente por una mala gestión de la línea de crédito… y si se tiene una mala gestión del crédito, hay un riesgo importante de que la persona se vuelva a endeudar con las tarjetas, complicando entonces su situación al tener que pagar el préstamo contratado más la nueva deuda de las tarjetas.

Por tanto, antes de solicitar un préstamo para liquidar tus deudas, comprométete contigo mismo a…

  • Guardar tus tarjetas de crédito bajo llave… y estoy siendo literal. Recuerda que si estás analizando la opción del préstamo para saldarlas es porque en algún punto perdiste el control de ellas;
  • No incrementar más tus deudas durante el plazo del préstamo para no poner en riesgo tu flujo de efectivo;
  • Confirmar que las domiciliaciones o cargos automáticos de servicios (teléfono celular, televisión de paga, algún seguro) que tengas en alguna de tus tarjetas, estén incluidos en tu presupuesto de gastos realizando los pagos de tus tarjetas de forma oportuna;
  • Analizar qué fue lo que provocó tu endeudamiento y aprender de tus errores siendo, por favor, honesto u honesta contigo mismo. ¿Tus ingresos son menores a tus gastos?, ¿Sufriste un descontrol en tu presupuesto?, ¿Apoyas o ayudas a otros más allá de tus capacidades financieras reales?, ¿Indisciplina?, ¿Falta de seguimiento a tus tarjetas?;
  • Aprovechar el plazo en el que no usarás tus tarjetas de crédito para mejorar esos puntos débiles que te llevaron a endeudarte.

Finalmente quisiera enfatizar el principal riesgo que enfrentas al seguir esta estrategia: Que te vuelvas a endeudar con tus tarjetas y entonces tengas que pagar no sólo el préstamo, sino las tarjetas. Sin embargo éste riesgo está completamente bajo tu control, por lo que puedes vencerlo con determinación, perseverancia y disciplina para lograr tu objetivo: librarte de deudas.

¡Éxito!