Los tres principios de la tranquilidad financiera

¿Conoces a alguien que le guste vivir al día, sudando la gota gorda, para poder llegar al fin de quincena? Claro, a todos nos gustaría no pasar por ello y disfrutar de tranquilidad financiera. Más, para lograrlo, lo primero que hay que hacer es cambiar nuestra manera de pensar respecto al dinero.

El dinero sirve para cubrir mis necesidades

Esta es una de las respuestas más comunes que escucho cuando pregunto a las personas «¿Para qué sirve el dinero?». Y si bien la respuesta en sí es válida, el problema es que encierra una trampa en la que muchas personas caen: ¿Cuáles son realmente tus necesidades?

El poder identificar claramente tus necesidades, y saber cuánto dinero necesitas para cubrirlas, es lo que hace la diferencia.

Muchos confunden «necesidades» con «gustos», «derechos» o «proyección de estatus». Y no está mal que te des un gusto de vez en cuando, o compres un artículo caro para lucirlo… Pero hay que reconocer que no son necesidades.

Así que el primer paso para cambiar cómo piensas respecto al dinero, pasa por sincerarte contigo mismo y definir cuáles son tus verdaderas necesidades.

Si suben los ingresos, deben subir… los ahorros

Y la mayoría de las personas lo hace al revés: Si les incrementan su sueldo, incrementan sus gastos inscribiendo a sus hijos a alguna actividad extraescolar, cambiando a un mejor plan de celular, o aprovechando ese ingreso extra para pagar las mensualidades de un auto nuevo.

Si tienes un aumento en tus ingresos, ¡ahorra la diferencia! Si ya estás acostumbrado a vivir con $800, entonces no gastes más si te suben a $2000. En vez de ello, aprovecha para ahorrar los $1200 extras en donde puedas tener los mejores rendimientos, como puede ser la caja de ahorro de tu trabajo.

Las tarjetas no son una extensión de tus ingresos

Si por el contrario los ingresos bajan, siempre ten en cuenta que endeudarte no es la solución. Cierto, es sencillo utilizar la tarjeta. Pero ese dinero que no tienes para pagar hoy, ¿de dónde va a salir mañana? Únicamente estás postergando el pago. Y si el dinero no te alcanza, ¿Cómo pretendes entonces poder salir de esa deuda?

El mejor camino es tener ahorrado un fondo de emergencias que te sirva de colchón en momentos de necesidad, y, por otro lado, buscar diversificar tus ingresos: Tener un único ingreso te esclaviza a las decisiones de terceros.

Así que ya lo sabes…

  1. Identifica tus necesidades reales y haz tu presupuesto en base a ellas
  2. Si tienes incrementos en tus ingresos no aumentes tus gastos, incrementa tus ahorros
  3. Prepárate con un fondo de emergencias y diversificando tus ingresos para no vivir carencias

Y, si realmente logras llevar a cabo los tres principios anteriores, antes que te des cuenta estarás viviendo financieramente tranquilo.

¡Éxito!

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