Tarde o temprano un familiar o un amigo tocará a tu puerta con un problema que requiere dinero – el cual no tiene – para resolverlo. Si estás en posición de dárselo, ¡excelente! Pero, ¿qué hacer cuando no tienes, no quieres o por algún motivo no consideras prudente prestarle el dinero? ¿Cómo evitar que la negativa desemboque en un problema familiar o en la pérdida de una amistad?