Estimados lectores,
Como miembro de ésta comunidad de ahorradores quiero compartir con ustedes el valor que, para un servidor, tiene ésta época de festividades.
Si bien para muchos la época navideña representa gran alegría, euforia, regalos, fiestas e incluso excesos y compras extraordinarias, para mucha otra gente, la navidad es una época de gran presión, de angustia, de sentimientos de impotencia por no poder enfrentar el nivel de gasto al que nos invitan los medios, el comercio y la sociedad misma.
En lo personal pienso que el verdadero valor y sentido de la época se ha desvirtuado y ha sido rebasado por la cultura del consumo, la cual que fue ideada, planeada y promovida desde hace muchos años con el respaldo de una industria con propósitos absolutamente comerciales.
La época navideña, independientemente del sentido religioso para muchos, es la que anuncia el fin de un ciclo del calendario. Es decir, estamos en la víspera del comienzo de otro nuevo ciclo los cual nos invita a reflexionar, a planear, a considerar nuevos proyectos o propósitos con mayor cuidado y detalle, basados en las experiencias adquiridas en tiempos pasados y motivados por el poderoso sentimiento de estar comenzando algo nuevo.
Claro que es extraordinariamente reconfortante el poder dar en ésta temporada algo a nuestros seres más queridos y cercanos, pero ello no significa que ése regalo tenga que ser algo material, ni mucho menos que deba tener un valor mínimo. Como si el nivel de cariño y respeto que prodigamos se pudiera medir en función al valor comercial del regalo…
Ni todo el dinero del mundo, ni el regalo más valioso, podrán jamás sustituir la pérdida del amor, amistad y cariño que recibimos de aquellas personas que consideramos cercanas y queridas. Y eso se logra solamente con la misma receta: amor y cariño.
Por tanto, el mejor regalo que tú podrías recibir de alguien que en verdad quieres y respetas, son sus expresiones de cariño: una palabra, un perdón, un gesto, un abrazo, una nota, una conversación sincera…
Olvidémonos por un momento de lo material, y enfoquémonos en alcanzar a expresarle tu amor, cariño y respeto a toda la gente que en realidad nos importa. No perdamos el tiempo en las tiendas tratando de comprar lo que no tiene precio, ya que probablemente dejemos a mucha gente querida sin un verdadero regalo de vida: nuestro amor y simpatía. Ese detalle, les aseguro, perdurará para siempre…
Que tengan todos la mejor de las épocas y en verdad les deseo que reciban muchas muestras sinceras de cariño.