Ahorrar en época de vacas flacas

Ahorrando en época de vacas flacas

Una de las frases que más comúnmente escucho es “No puedo ahorrar” o “Apenas y me alcanza para cubrir mis gastos”. Sin embargo, el camino que lleva a mejorar nuestra situación financiera y con ello a ofrecer una mejor calidad de vida a nuestras familias pasa, invariablemente, por el ahorro. ¿El motivo? La única manera de dejar de vivir al día es teniendo un fondo de ahorro que te permita afrontar esos imponderables que tanto le gusta a la vida ponernos enfrente, además de permitirnos llevar a cabo nuestros planes y alcanzar nuestros objetivos sin necesidad de adquirir deudas que tan solo merman el bolsillo al comprometer nuestro flujo de efectivo. ¿Y cómo ahorrar cuando el dinero no alcanza? De eso hablaremos hoy.

El primer paso requiere que aceptemos con honestidad una verdad: sin importar cuánto estés percibiendo en este momento, si recibieras un diez por ciento más seguramente sabrías cómo usarlo para cubrir tus necesidades… Y por el otro lado, si recibieras un diez por ciento menos, verías cómo salir adelante aunque te representase un fuerte dolor de cabeza. El primer paso para el ahorro es separar parte de tus ingresos ajustando tus gastos.

¿Cuánto es recomendable separar? Una cantidad razonable es el 10% de tus ingresos… Pero no nos confundamos. Lo importante es que separes tu ahorro sin importar cuánto sea. Quizá sea sólo el equivalente a una lata de refresco diario, a dos cafés, o las palomitas de maíz del cine, pero como ya dijimos, es la semilla que te ayudará a desarrollar el hábito del ahorro.

¿Y dónde guardas ese dinero? La realidad es que si lo dejas a tu alcance, lo vas a gastar. Ya sea porque te salió un gasto no contemplado, o porque en ese momento no tenías efectivo, o porque estabas seguro que lo podrías devolver más adelante… Así que mientras más te compliques a ti mismo en tener acceso a ese dinero, mejor. Opciones hay muchas: La caja de ahorro de trabajadores en tu empresa generalmente es una extraordinaria alternativa , donde además de tener la facilidad de que tu cuota de ahorro sea descontada de tu nómina de forma sistemática, tu dinero está resguardado y puedes obtener intereses normalmente más altos que en el mercado, lo que te ayudará a defenderte de la pérdida de poder adquisitivo que provoca la inflación. También están otras opciones como bancos o cooperativas entre otros que tú ya conoces. El segundo paso es guardar el monto de tu ahorro en cuanto recibas tu dinero.

Acostúmbrate a ser más analítico a la hora de comprar o de adquirir productos o servicios. En muchas ocasiones dos personas que compran el mismo día el mismo modelo de televisión, terminan pagando cantidades sustancialmente diferentes… ¿El motivo? Las ofertas. En realidad el ahorrar es una habilidad que requiere tiempo y práctica. El tercer paso es esforzarte por desarrollar tu habilidad de ahorrar.

Poco a poco el dinero en tu cuenta de ahorro irá creciendo y tendrás la posibilidad de dividir tu capital de manera que te fortalezca financieramente. El cuarto y último paso es desarrollar estrategias de ahorro. Para ello:

  1. Aprovisiona dinero para gastos que sabes que tendrás en el corto plazo (si sabes que necesitas ir al oculista porque necesitas gafas, por ejemplo) o para tener un colchón ante emergencias o situaciones no contempladas;
  2. Reserva dinero para gastos fuertes que sabes tendrás en el mediano plazo (por ejemplo, la compra de útiles escolares o los gastos navideños), de forma que puedas poco a poco ir juntando el dinero para que no te signifique un quebranto cuando llegue el momento de realizar ese gasto;
  3. Genera fondos de ahorro a través de depósitos a largo plazo. Estos te permiten realizar esos proyectos como adquirir tu propia casa o cambiar de coche porque, además de un ahorro seguro, te ofrecen rendimientos muy superiores a las cuentas de ahorro normales o a los depósitos a corto plazo.

Lo más importante de todo es que no te desesperes. Tu estado de ánimo afecta a tus finanzas personales más de lo que muchos estamos dispuestos a aceptar. Por tanto, si en verdad quieres mejorar tu nivel de vida haz un esfuerzo para seguir estos pasos. Síguelos en este orden y no te saltes ninguno, ya que al fortalecer cada uno de ellos consigues facilitar el camino para realizar el siguiente.

¿Consideras qué es posible ahorrar aún cuando hace falta el dinero? ¿Tienes alguna experiencia qué compartir con nosotros? ¿Te quedó alguna duda o inquietud? Compártenos tus opiniones, las cuales serán seguramente de interés para la comunidad.

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El Fondo de Emergencias

Cómo crear tu propio Fondo de Emergencias

Un Fondo de Emergencias es una cantidad de dinero que ahorras para hacer frente a situaciones no planeadas donde necesitas liquidez en el momento para enfrentarlas, salvaguardando con ello tus finanzas, tu salud, y a tus seres queridos. Sin embargo el reto está no sólo en cómo formarlo, sino en qué estrategia seguir para salvaguardarlo en cuentas de ahorro e inversión. Hoy les presento una estrategia que en lo personal pongo en práctica y que ha sido de utilidad para otras personas.

I. Construyendo tu Fondo de Emergencias

  • Incluye en tu presupuesto un rubro específico para separar dinero para emergencias futuras. No lo tomes de lo que te sobra después de cubrir tus gastos, más bien planea tus gastos después de separar tu ahorro.
  • Procura separar cuando menos entre 1 y 3 pesos de cada 100 que ganes.
  • En cuanto recibas tu sueldo o tus ganancias sepáralo para que no tengas la tentación de gastarlo.
  • Si eres dueño de tu propio negocio, es conveniente que también tengas una provisión para las emergencias de tu empresa. Separa igualmente entre el 1% y el 3% recordando que esta provisión es ajena a tu fondo personal para emergencias, por lo que debes mantenerlas separadas.

II. Dónde depositarlo

  • La razón de ser del Fondo de Emergencias es tener el dinero disponible en el momento que lo necesites, por lo que es recomendable que lo tengas en una cuenta de ahorro a la vista (de preferencia asociada a tu tarjeta de débito para tener facilidad de pago y retiro de efectivo).
  • Si bien podrías mantener el dinero en tu cuenta eje, el riesgo de que termines usándolo en el gasto diario es grande, por lo que lo recomendable es separarlo a una cuenta específica.
  • El Fondo de Emergencia es un ahorro de corto plazo (es decir, una provisión) donde debe privilegiarse la liquidez. Por tanto, queda en segundo término los rendimientos e intereses que pueda darte la cuenta además de que el efecto de la inflación es despreciable.
  • Debido al punto anterior, busca que la cuenta donde salvaguardes tu Fondo de Emergencias no tenga comisiones ni exija mínimos forzosos o saldos promedios (o que éstos sean muy bajos).

III. Rendimientos en tu Fondo de Emergencias

  • Una vez que logras tener ahorrado un fondo que te permita enfrentar gastos menores, el excedente puedes ponerlo en un ahorro a plazo para ahora sí protegerlo en lo posible de la inflación a través de sus rendimientos.
  • El fondo base para tener en la cuenta de ahorro a la vista debe ser el suficiente para cubrir gastos que no puedan pagarse con tarjetas de crédito como honorarios, taxis, etc. Una forma de determinarlo es considerar 4 citas con un médico especialista (No porque vayas a ir al médico, sino tan solo para utilizarlo como unidad de medida). Donde vivo los honorarios promedio son de $550, por lo que el fondo base debiera ser de $2200.
  • Los excedentes a este importe podrías tenerlos en un ahorro fijo a 28 días (máximo). Una buena alternativa es depositarlo en la caja de ahorro de trabajadores de tu empresa en caso de tener esa prestación, ya que llegan a dar rendimientos superiores a los bancarios, CETES y Fondos de Inversión de renta fija.
  • Evita caer en la tentación de poner todo tu Fondo de Emergencias en una cuenta de inversión. Recuerda que el objetivo no es ahorrar – para ello, lo conveniente es incluir un rubro específico para el ahorro en tu presupuesto – sino estar preparado para un imponderable, para un evento que en muchas ocasiones no podrías prever que sucedería y ante el cual necesitas efectivo inmediato.

IV. Cómo utilizarlo

  • Tu Fondo de Emergencias es para enfrentar una emergencia, así que no dudes en usarlo. Esto lo subrayo porque he conocido a personas que prefieren endeudarse antes de tocar el dinero del fondo, confundiendo el objetivo del fondo (enfrentar financieramente un evento no contemplado) con el ahorro de mediano y largo plazo (dinero para el retiro, vacaciones, estudios o para poner en el futuro un negocio). Nuevamente, para esto último, lo mejor es incluir en tu presupuesto un rubro para el ahorro.
  • Ahora bien, úsalo sólo en emergencias, es decir, en situaciones en las que está en riesgo la salud o integridad de tu familia, o que te podría provocar gastos mayores de no atenderlo de forma oportuna. También he conocido personas que consideran una “emergencia” comprar una revista de colección, ir a ver un partido con los amigos o viajar a ver la presentación de un artista en otra ciudad… si lo vemos fríamente ninguna de éstas son emergencias.
  • Si es posible y eres una persona disciplinada, bien puedes aprovechar el financiamiento que otorgan las tarjetas de crédito pagando lo relativo a la emergencia con tu tarjeta y saldándola antes de la fecha límite de pago, tomando para ello el dinero correspondiente de tu Fondo de Emergencias. Esto te puede beneficiar por los puntos generados por el pago – la mayoría de las tarjetas contemplan programas de lealtad – y por el rendimiento que tuvieses en la cuenta donde mantienes tu fondo.

V. Cómo gestionarlo

  • ¿Recuerdas que sugería una líneas más arriba separar entre 1% y 3% de tus ingresos? Bien, cuando estés empezando procura separar cuando menos el 3%. Una vez que llegues al Fondo de Emergencias Base (el equivalente a las 4 citas con el especialista – $2200) reduce tu aportación al 1% si consideras que te cuesta trabajo mantener el ritmo del 3%.
  • En el momento que tomes dinero del Fondo Base, reponlo con el excedente que pudieses tener invertido al momento en que puedas realizar el retiro.
  • De no tener ese excedente, incrementa nuevamente tu aportación en tu presupuesto al 3%… o más, si puedes y quieres recuperar tu Fondo de Emergencias más pronto.

Para concluir, es importante reconocer que el Fondo de Emergencias no es suficiente para enfrentar cualquier emergencia de tu familia. Sirve para emergencias menores, pero no para los daños que puedes hacer con tu automóvil, o para reparar tu casa después de sufrir los embates de un temblor, un huracán u otro desastre natural, así como tampoco para atender enfermedades graves y largas como puede ser el cáncer o la diabetes.

Es por ello que el Fondo de Emergencias debe verse como parte de una estrategia más grande, como un complemento a pólizas de seguros que te permitan garantizar la salud y el bienestar de tu familia… Y sobre esta estrategia de cobertura a emergencias platicaremos en un próximo artículo.

¿Manejas en casa alguna estrategia para afrontar emergencias? ¿Tienes alguna experiencia qué compartir con nosotros? ¿Te quedó alguna duda o inquietud? Compártenos tus opiniones, las cuales serán seguramente de interés para la comunidad.

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Cuidado con la especulacion en el ahorro

Cuidado con la especulación, el canto de sirenas de los ahorradores

Más allá del sentido peyorativo con el que señalamos como «especuladores» a los inversionistas sin escrúpulos, existen muchos ahorradores que especulan – a veces sin darse cuenta – con cuentas de ahorro y otros instrumentos de inversión, siendo el resultado normalmente que terminan perdiendo dinero y dañando sus finanzas personales. En esta ocasión platicaremos sobre cómo sucede este tipo de especulación, de cómo afecta al ahorrador y qué hacer para evitar caer en este espejismo, a través de la experiencia de tres personas que en su momento me platicaron su historia…

El ahorro golondrino.

Hace tiempo me contactó una dama para que le recomendara dónde depositar su dinero. Tras la venta de una propiedad tenía un capital importante, el cual ya había movido entre diversas cuentas bancarias. ¿El motivo? Como le preocupaba no estar recibiendo los intereses que le correspondían por su dinero y desconfiando de los asesores de los bancos, prefería platicar con sus amistades sobre dónde ellos tenían su dinero, y en cuanto escuchaba de alguna cuenta que daba mejores rendimientos, retiraba su dinero para abrir una nueva cuenta donde ahora sí le dieran lo que con justicia merecía. El mayor problema es que los movimientos los hacía en efectivo, con lo cual en cada nuevo depósito le retenían el Impuesto para Depósitos en Efectivo (LIDE). ¿Resultado? No sólo perdía el rendimiento que hubiese podido ganar con el instrumento anterior, sino también parte de su capital…

El cazador de rendimientos

En una ocasión me contactó un joven que sentía que el sistema se burlaba de él: Cada vez que invertía su dinero en una buena oportunidad, la oportunidad desaparecía. Me contó que viendo que el dólar subía decidió comprar dólares, pero que al poco tiempo dejó de subir para posteriormente empezar a bajar. Entonces decidió comprar onzas de plata al ver que también estaba subiendo, para que al poco tiempo también su valor bajara. Finalmente, al escuchar que la bolsa estaba teniendo altos resultados como nunca antes, decidió invertir en fondos indexados… para que en menos de una semana perdiera más de tres puntos porcentuales. ¿Resultado? En cada operación que hacía terminaba perdiendo dinero, ya que vendió los dólares, la plata, y las acciones del fondo a un precio menor de lo que había pagado por ellos.

Parálisis de análisis

Platicando con un conocido me confió que tenía su dinero en una cuenta de ahorro a la vista, listo para transferir sus recursos en el momento en que se encontrara ante una buena oportunidad. Si bien la idea parecía razonable en un principio, platicando un poco más surgió que llevaba ya un tiempo prolongado analizando las diferentes opciones que le caían en las manos, estudiando estadísticas, hablando con diferentes asesores y elaborando complicados cuadros comparativos. Debo reconocer que me sorprendió la profundidad de sus investigaciones y que me mostró muchas cosas que yo no había siquiera escuchado, pero el problema era que la cuenta de ahorro le daba menos del 1% al año. ¿Resultado? Absorto en un análisis que no llevaba a ningún lado, que más que ayudarle le impedía tomar decisiones, no se daba cuenta que lo que obtenía por su dinero era muy inferior a la inflación, por lo que aún que viera que el monto de dinero que tenía en su cuenta se incrementaba poco a poco con el tiempo, en realidad perdía valor, y con ello poder adquisitivo.

Cualquiera de nosotros puede caer en alguno de esos escenarios sin darse cuenta, lo cual podemos evitar si seguimos algunos principios sencillos:

  • Se consciente que el rendimiento de los instrumentos de ahorro e inversión se encuentra en continuo movimiento, por lo que siempre habrá un instrumento que de mejores rendimientos respecto a donde tienes depositado tu dinero. Por tanto, no dejes que esto te preocupe;
  • Es una buena práctica el comparar diferentes opciones, pero una vez que decidas dónde depositar tu dinero, mantenlo ahí el tiempo determinado por el plazo o el horizonte de inversión del propio instrumento. Ahora bien, lo ideal es que mantengas tu ahorro cuando menos un año para que te des tiempo de observar cómo realmente se comporta;
  • Antes de cambiar de instrumento de ahorro, primero confirma que la nueva opción en realidad es mejor en cuanto a rendimientos, atención, calidad y servicio;
  • Los instrumentos de inversión como las divisas, los metales preciosos, los fondos de renta variable y la bolsa requieren de preparación para invertir en ellos. En todos estos casos la especulación es un ingrediente válido e importante, por lo que si te sientes interesado lee y capacítate antes de invertir. Para tus primeros pasos siempre será aconsejable que contactes a un asesor financiero honesto y experimentado;
  • No te dejes llevar por las noticias o los comentarios de los amigos. Las primeras tienden a ser sensacionalistas y tendenciosas, y tus amigos posiblemente tengas conocimientos respecto a instrumentos financieros semejantes a los tuyos;
  • No te dejes intimidar por las minusvalías, es decir, por ver que el rendimiento del instrumento disminuye y aún que se vuelva negativo. Recuerda: mientras no saques tu dinero, no tienes una pérdida real;
  • Es válido analizar las opciones pero hazlo de forma activa: tomando decisiones. La regla básica es obtener cuando menos rendimientos superiores a la inflación.

Finalmente, no te precipites ni te ciegues por conseguir siempre los más altos rendimientos: El éxito en las finanzas personales se parecen más al maratón (constancia) que a una carrera de cien metros planos (velocidad).

¿Qué opinas acerca de la especulación? ¿Tienes alguna experiencia qué compartir con nosotros? ¿Te quedó alguna duda o inquietud? Compártenos tus opiniones, las cuales serán seguramente de interés para la comunidad.

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