El momento perfecto para mejorar tus Finanzas Personales

Una vez conocí a una persona que decidió que debía empezar a hacer ejercicio, así que fue a comprar ropa deportiva, descargó diversas rutinas de Internet, ubicó videos en YouTube y entró a cuanto foro había para conocer nuevas técnicas y sugerencias para ejercitarse. Mientras llevaba a cabo las actividades anteriores, otro amigo decidió también empezar a hacer ejercicio, con la diferencia de que se puso unas bermudas, una playera, calzó sus tenis, y salió a correr. ¿Quién de los dos logró su objetivo?

Muchas veces no llevamos a cabo actividades que sabemos debemos hacer – o nos conviene hacer – debido a que esperamos a que todo esté listo, a que estemos preparados, a que llegue el momento perfecto. Y cuando esta preparación se extiende en el tiempo, el entusiasmo inicial decae y nuestra determinación se debilita, con lo cual terminamos abandonando la empresa que nos habíamos propuesto alcanzar. En este aspecto las finanzas personales no son la excepción.

He conocido a personas que afirman que no pueden ahorrar porque no les alcanza el dinero o porque primero tienen que saldar sus deudas. A otras que dicen que no llevan un presupuesto porque todo se les va en pagos en cuanto reciben su dinero. A otras más que no salen de deudas porque tienen que utilizar la tarjeta para terminar la quincena. La realidad es que en cualquiera de estos casos, mientras sigan esperando que se den las condiciones ideales, no van a lograr mejorar su situación financiera.

¿Quieres empezar a ahorrar? Una opción es que la próxima vez que te vayas a comprar un refresco, el periódico o un café, tomes ese dinero, lo separes, y lo metas a la alcancía. Con sólo hacer este ejercicio dos veces a la semana, verás que lograrás juntar entre 20 y 30 pesos semanales. ¡Y qué importa que no sea mucho! Ése es precisamente el detalle, ¿Quién dice que para ahorrar hay que aportar grades cantidades? Al contrario, conforme veas que tu ahorro va creciendo tu determinación se fortalece, de manera que en vez de realizar el ejercicio dos veces por semana llegará el momento que lo hagas tres veces, y después cuatro, y cuando te des cuenta incluso habrás desarrollado el hábito de identificar gastos no indispensables destinando lo que hubieras gastado a incrementar tu ahorro.

Respecto al presupuesto, comienza por algo sencillo: Cada vez que realices un pago o compres algo, apunta cuánto gastaste y en qué lo hiciste. Si no sabes en qué gastas, ¡no es posible llevar un presupuesto! Así que identificar en qué se te va el dinero es un primer paso muy importante. Ya que tengas la relación de tus gastos, lo que sigue es listarlos ordenándolos en base a su prioridad de manera que cada quincena distribuyas tu ingreso en base a tu lista, eliminando aquellos gastos para los que no te alcance el dinero (que como están ordenados por prioridad, los eliminados serán los menos importantes). Cuando llegues a este punto no se te olvide encabezar tu lista de prioridades con un monto destinado al ahorro, por más pequeño que éste sea.

Finalmente tenemos las deudas. No hay que esperar a que la situación mejore o a tener ingresos adicionales para atacarlas, ya que tienden a crecer muy rápido y a salirse de control. Por ello es que hay que comenzar por lo más obvio: Deja de endeudarte. Si esto significa romper tus tarjetas o guardarlas bajo siete llaves, ¡no dudes en hacerlo! El siguiente paso es pagar siempre más del mínimo que se te pide para así saldar tu deuda más rápido. ¿Cuánto más? ¡Lo que puedas!, para lo cual te será de mucha ayuda llevar tu presupuesto.

No lo olvides: Nunca llegará el momento perfecto para empezar cualquier proyecto que tengas. Siempre habrá algún tema pendiente, algún elemento no contemplado, algún problema súbito con el cuál tendrás que lidiar. Así que ármate de valor y comienza dando el primer paso… que paso a paso es como conseguirás alcanzar cualquier objetivo que te propongas.

¡Éxito!