Cuatro pasos para convertir los Gastos Hormiga en una fuente de ahorro

¿Has oído hablar de los «Gastos Hormiga«? Son aquellos gastos pequeños que hacemos y a los que usualmente no damos importancia, pero que significan a la larga una fuga de dinero. Refrescos, periódicos, chicles, dulces, botanas… productos que cuestan normalmente alrededor de $10, pero que con sólo comprar uno diario camino al trabajo, ya estamos hablando de $300 al mes, cantidad nada despreciable para ahorrar, ¿no crees? Y con una tasa promedio de un 4% anual que podrías conseguir en tu caja de ahorro para trabajadores, estamos hablando de que en el transcurso de un año podrías llegar a alcanzar cerca de $3,680.00 gracias a los intereses. ¿Te imaginas? Existen muchos gastos hormiga y definitivamente tiendas y comercios están diseñados para incentivarlos casi sin que te des cuenta, pero es posible detectarlos y evitarlos siguiendo una estrategia sencilla.

1) Detéctalos

Como mencionaba al principio, en muchas ocasiones no somos conscientes de los gastos hormiga que hemos realizado, lo cual se refleja en la sensación «no sé en qué se me fue el dinero» cuando nos topamos con que hay menos dinero en la cartera del que pensamos o que llegamos al fin de quincena con los bolsillos vacíos. Por tanto el primer paso es detectar esos gastos hormiga. ¿Y cómo hacerlo? Cada vez que pagues algo, apúntalo.

Recuerdo que mi padre – a quien agradezco me inculcara esta buena práctica – llevaba siempre consigo alguna hojas cortadas a un tamaño que le cupieran en la bolsa de la camisa y una pluma, anotando el concepto e importe de cada gasto que realizaba. Al final del día traspasaba sus anotaciones a una libreta donde llevaba el seguimiento a sus gastos. Con las nuevas tecnologías es más sencillo: Todos los celulares actuales tienen una aplicación para escribir notas, por lo que no es necesario llevar papelitos ni plumas contigo, de manera que sólo tienes que anotar en la aplicación en qué y cuánto gastaste. Y si tienes un teléfono inteligente, hasta es posible hacer uso de hojas de cálculo e incluso de aplicaciones desarrolladas precisamente para llevar tu control de gastos, de las cuales existen versiones gratuitas. Lo importante es que la aplicación que utilices te permita sentirte a gusto de manera que no veas el proceso como una carga, ni tampoco te de flojera llevar el registro.

Periódicamente (una buena opción es durante el fin de semana) toma tus registros, revísalos, y saltarán a tu vista esos pequeños gastos que hiciste durante la semana y que normalmente no tienes en cuenta en tu presupuesto.

2) Identifícalos

Una vez detectados los gastos hormiga que realizaste durante la semana agrúpalos según su naturaleza. ¿Son refrescos y botanas? ¿Dinero que das a tus hijos para que compren algo en la escuela? ¿O dinero para papelería por trabajos escolares? ¿Limón, cilantro, cebolla u otros ingredientes que te faltaban para preparar la comida? ¿Esparcimiento como palomitas o nachos en el cine?

Procura que los grupos que armes sean lo más naturales posible, no desgastándote rebuscando agrupaciones. Entre más sencillo lo manejes, te será más fácil perseverar en esta estrategia.

3) Priorízalos

Es muy posible que algunos de los grupos son gastos que no puedes eliminar, como por ejemplo Papelería para trabajos escolares o Ingredientes para preparar la comida mencionados en el punto anterior. Por ello es necesario priorizarlos, es decir, asignarles un nivel de importancia Con esto vas a ganar dos cosas:

a) Vas a poder ajustar tu presupuesto familiar con aquellos gastos que son necesarios, de manera que desde el momento de recibir el pago de tu salario puedas contemplarlos dejando así de formar parte de los gastos hormiga.

b) Serás sensible respecto a dónde y por qué se te está yendo el dinero, además de saber cuánto es lo que se te está yendo. Con esto podrás estar prevenido en los momentos que tu propio registro te indica que eres proclive a realizar gastos hormiga, además de contar con la motivación de lo que puedes lograr si contienes tu impulso de comprar y ahorras ese dinero.

4) Ahorra en vez de gastar

Y ése es precisamente el cuarto y último paso: Lleva contigo una cartera o monedero pequeños, de manera que cuando tengas la determinación de comprar algo que según tu propia prioridad no es necesario, saca el dinero de tu bolsa pero, en vez de pagarle al tendero, guarda ése dinero en el monedero pequeño y vuelve a colocar el producto en su lugar, para finalmente depositar en tu cuenta de la caja de ahorro para trabajadores lo que hayas logrado ahorrar durante la semana. ¡Listo!

¿Que te mereces un cafecito de recompensa? Es posible, y es recomendable que te premies a ti mismo de vez en cuando. Sólo no se te olvide anotarlo en tu registro de gastos y verificar que no te estés en realidad consintiendo a cada rato 😉

¡Éxito!

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